El despertar - Parte 2

   Unas paredes grisaceas encierran un salón sin vida, ni la cálida luz de la mañana consigue despertar un atisbo de color a la pequeña mesa redonda junto a la ventana, ni a la estrecha estanteria con unos volumenes de una enciclopedia desfasada en el tercer estante, ni al cuadro de "Saturno devorando a su hijo" de Goya en un lado de la habitación, un viejo sofá marrón brilla intermitente por una vieja televisión encendiada sintonizada en un canal perdido sin sonido, sucedido por una mesa de cristal sucia, llena de marcas de vasos y cenizas de un cenicero desbordado que todavia tiene un cigarro humeante. En el sofá se encuentra Estaban vestido solo con un viejo pijama, sentado, echado lijeramente hacia delante apoyandose sus brazos en las piernas, su mirada está fija al frente pero con los parpados medio cerrados y sus pupilas perdidas, la única muestra de vida está en su mano derecha que acaricia lentamente la mano izquierda con los dedos

   Un leve golpe de viento hace sisear el restante humo del cigarro seguido del sonido de la puerta de entrada al cerrarse, unos pasos se apresuran hacia el salón hasta llegar al lado de Esteban y este es zarandeado con fuerza, Esteban empieza a recuperar la vista, abria cada vez más los ojos intentando creerse lo que estaba viendo, conocia su pelo largo caoba, su piel clara, sus ojos marrones claros, sus labios suaves y rosados, su rostro que desprende belleza e inocencia, para Esteban es un angel, solo al estar a su lado le inundaba su cariño y se sentia un hombre totalmente distinto. Acerco su mano a la cara de ella y la toco suavemente con la yema de los dedos para cercionarse que era real, cuando se aseguró relajó su expresión y sonrió, seguido su voz formó un nombre en voz baja. - Diana-

Deseo

Mi mente agoniza, un vacio traba mi me cerebro bloquendo cualquier tipo de acción racional,mi frente suda al igual que mis manos, el resto del cuerpo tiembla como un cervatillo herido a punto de morir siento un frio que me recorre toda la espalda y llega combulsionadamente a las articulaciones, creando una sensación extraña de dolor sin dolor, de llanto sin pena, de que todo se derrumba a mi alrededor. Me encuentro sentado en medio de una oscuridad inmensa, no veo paredes pero se que estan ahi aprisionandome cada día mas, como un preso enjaulado en un sotano sin ventana ni puerta, solo altos muros que se pierden en un infinito de sufrimiento que parece que pronto se derrumbarán, dejandote sepultado sin aliento, sin vida, sin deseo.

Ha pasado mas de un mes y no encuentro a ninguna que sea perfecta, solo moscas vestidas con alas de mariposa que intentan mostrarse bellas al mundo mientras que en su interior intentan alimentarse de la basura de este infecto mundo, una falsa sensación de felicidad les rodea pensando que sus vidas estan completas, que han conseguido una plenitud satisfactoria, que todo esta bien como esta... todo es mentira... mentira... MENTIRA!!, yo he visto la verdadera luz, experimentado el verdadero placer, he probado la fruta prohibida. Lo que siento es tan indescriptible, es una sensación tan dolorosa como amada, tan apasionada como barbara, tan violenta como dulce, tan... tan maravillosa que el ni siquiera el Nirvana se podria acercar.

Pero estoy al límite de mis fuerzas, intento concentrarme, bajar el ritmo de mi corazón, acallar mi mente de sus gritos de deseo, olvidar los sollozos, respirar hondo, abrir los ojos, cojer mi cuchillo, salir de mi habitación, cruzar por el pasillo, atravesar el salón, llegar al recibidor, mirar el pomo de la puerta y con suma delicadeza acariciarlo antes de agarrarlo con fuerza y abrir la puerta para dejar entrar la luz cegadora del día, luz acompañada del calor, del aroma y de la ligera brisa de verano, brisa que transporta un aroma especial, embriagador, perfecto...